DEJA TU HUELLA...
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MIL Y UNA HUELLAS SOLIDARIAS-
Creemos en la capacidad de nuestra sociedad de generar cada día más respuestas solidarias. A través del arte, logramos la comunión perfecta entre los protagonistas: el público homenajeado, las empresas solidarias que donan y las entidades de bien público que reciben.
Con esta dinámica de acción el homenajeado que se suma a la obra -con el compromiso de aportar lo que es para un mundo mejor- genera sin costo una donación de empresas solidarias a la ONG a la que se dirije la campaña.
MIL HUELLAS conforman la HUELLA SOLIDARIA que deja la empresa beneficiando a la entidad de bien publico.
A través del arte participativo estamos tomando conciencia de la importancia de DAR creando una nueva forma de ayudar, inmediata, gratuita, transparente; con el auspicio de empresas involucradas en generar bienestar para la todos y promover espacios nuevos de cultura.
Es tu oportunidad de dejar huella en el arte para:
Ser protagonista del enlace de los dones con otras “individualidades".
Intervenir en un acto social con la finalidad de elevar al conjunto.
Manifestar tu voluntad de participar, rechazando ser un mero espectador pasivo.
SUMATE EN INDIVIDUALIDAR.ORG
lunes, 28 de noviembre de 2011
martes, 15 de noviembre de 2011
HOMENAJE A LA INDIVIDUALIDAD !
Cuando desaparece la inferioridad, todo sentimiento de superioridad también desaparece. Viven juntos, no se les puede separar. El hombre que se siente superior sigue sintiéndose inferior en algo. El hombre que se siente inferior quiere sentirse superior en algo. Son un par; siempre están juntos; no se les puede separar.
Ocurrió... Un hombre muy orgulloso, un guerrero, un samurai, vino a ver a un maestro zen. El samurai era famoso, bien conocido en todo el país. Pero mirando al maestro, mirando la belleza y la gracia del maestro, de repente se sintió inferior. Quizá había venido con el deseo inconsciente de probar su superioridad. Dijo al maestro: —¿Por qué me siento inferior? Hace un momento todo estaba bien. Al entrar en tu patio, de repente me he sentido inferior. Nunca me había sentido así. Siento un temblor en las manos. Soy un guerrero, me he enfrentado a la muerte muchas veces y nunca he tenido miedo, ¿por qué siento este temor?
—Espera —dijo el maestro—. Cuando todos se hayan ido, te responderé. La gente seguía viniendo a visitar al maestro y el hombre se sentía cada vez más cansado. Al llegar la noche la habitación se vació y cuando ya no quedaba nadie, el samurai dijo: —¿Puedes responderme ahora? —Vamos fuera —dijo el maestro.
Era una noche de luna llena, la luna estaba saliendo por el horizonte... y el maestro dijo: —Mira estos dos árboles. Éste árbol que se eleva hacia el cielo y este otro pequeño. Ambos han estado al lado de mi ventana durante años y nunca ha habido ningún problema. El árbol pequeño nunca ha dicho: «¿Por qué me siento inferior a ti?» al árbol grande. ¿Cómo puede ser? Este árbol es pequeño y ese árbol es grande, y nunca he escuchado ni un susurro. ,br>
—Porque no pueden compararse —dijo el samurai. —Entonces no hace falta que me preguntes, ya conoces la respuesta —dijo el maestro.
Las comparaciones son las que crean la inferioridad o la superioridad. Cuando no comparas, toda superioridad e inferioridad desaparecen. Entonces eres, simplemente estás allí. No importa si eres un matorral o un gran árbol; eres quien eres. Eres necesario. Una hoja de hierba es tan necesaria como la mayor de las estrellas. Sin esa hoja Dios sería menos de lo que es. El canto del cuclillo es tan necesario como cualquier Buda; el mundo será menos rico si el cuclillo desaparece.
Mira a tu alrededor. Todo es necesario y todo encaja entre sí. Es una unidad orgánica: nadie es superior ni inferior, nadie está más alto o más bajo. Cada uno es único e incomparable.
Ocurrió... Un hombre muy orgulloso, un guerrero, un samurai, vino a ver a un maestro zen. El samurai era famoso, bien conocido en todo el país. Pero mirando al maestro, mirando la belleza y la gracia del maestro, de repente se sintió inferior. Quizá había venido con el deseo inconsciente de probar su superioridad. Dijo al maestro: —¿Por qué me siento inferior? Hace un momento todo estaba bien. Al entrar en tu patio, de repente me he sentido inferior. Nunca me había sentido así. Siento un temblor en las manos. Soy un guerrero, me he enfrentado a la muerte muchas veces y nunca he tenido miedo, ¿por qué siento este temor?
—Espera —dijo el maestro—. Cuando todos se hayan ido, te responderé. La gente seguía viniendo a visitar al maestro y el hombre se sentía cada vez más cansado. Al llegar la noche la habitación se vació y cuando ya no quedaba nadie, el samurai dijo: —¿Puedes responderme ahora? —Vamos fuera —dijo el maestro.
Era una noche de luna llena, la luna estaba saliendo por el horizonte... y el maestro dijo: —Mira estos dos árboles. Éste árbol que se eleva hacia el cielo y este otro pequeño. Ambos han estado al lado de mi ventana durante años y nunca ha habido ningún problema. El árbol pequeño nunca ha dicho: «¿Por qué me siento inferior a ti?» al árbol grande. ¿Cómo puede ser? Este árbol es pequeño y ese árbol es grande, y nunca he escuchado ni un susurro. ,br>
—Porque no pueden compararse —dijo el samurai. —Entonces no hace falta que me preguntes, ya conoces la respuesta —dijo el maestro.
Las comparaciones son las que crean la inferioridad o la superioridad. Cuando no comparas, toda superioridad e inferioridad desaparecen. Entonces eres, simplemente estás allí. No importa si eres un matorral o un gran árbol; eres quien eres. Eres necesario. Una hoja de hierba es tan necesaria como la mayor de las estrellas. Sin esa hoja Dios sería menos de lo que es. El canto del cuclillo es tan necesario como cualquier Buda; el mundo será menos rico si el cuclillo desaparece.
Mira a tu alrededor. Todo es necesario y todo encaja entre sí. Es una unidad orgánica: nadie es superior ni inferior, nadie está más alto o más bajo. Cada uno es único e incomparable.
lunes, 7 de noviembre de 2011
HOMENAJE A LA INDIVIDUALIDAD!
"La suma de todas las individualidades representa una nueva sociedad reedificada por quienes aportan su Individualidad a una causa, por quienes llegan y dejan su huella atravesando fronteras geográficas. El mundo se globalizó, ahora es el turno de globalizar al ser desde el ensamble de las individualidades para un bien colectivo... Y ese es el sentido de la obra final".
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